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¿El mundo se detuvo… o simplemente se redireccionó?

Tengo un montón de no escribir, pero ha llegado el momento de volver a los lugares donde uno aprendió a amar la vida. Y les puedo asegurar que a los 6 años que aprendí a leer y escribir, ese fue un evento histórico en mi vida. Así que acá vamos!

Estamos en Junio 2020, y ante la situación actual de aislamiento, restricciones y «nueva normalidad», debemos entender todo este proceso como un gran duelo. A veces las personas creen que el duelo solo tiene que ver con fallecimientos, y en realidad son pérdidas, y ahorita estamos ante pérdidas masivas cotidianas: duelamos el no poder cafetear, duelamos no llevar a nuestros hijos al parque, duelamos no salir con los compas luego de las clases de la U, duelamos no poder mejenguear, duelamos no poder comer cerca de nuestros compañeros de trabajo y así la lista es enorme. Cada uno de esos duelos hay que reconocerlos. Así que piensen, ¿cómo he duelado? ¿Qué he hecho? ¿Cómo me he sentido? En el corre corre y a pesar de que tenemos «más tiempo», creo que seguimos desconectados de lo que realmente sentimos, porque lo desconocemos y lo que desconocemos, nos suele generar miedo.

Para este post quiero centrarme en un duelo en específico: nuestras metas del 2020. Tanto en conversas con amistades, en teleconsultas telefónicas con mamás y papás, en videollamadas con pacientes adolescentes y jóvenes, he escuchado un discurso común: «este año no podré hacer lo que quería hacer», «todo se vino abajo», «el mundo se detuvo», «ahora tendré que esperarme no sé cuánto». Ustedes pueden completar con más frases.

No pretendo ser ilusa, comprendo que muchas de estas situaciones tienen un sentido de realidad, vinculado a la situación económica.

Sin embargo, desde el sentido de vida, desde el sentido de trascendencia, desde nuestras motivaciones humanas, las metas y sueños son las que nos inspiran día con día. Nuestras intenciones diarias deberían ir alineadas a estas metas y sueños, a estas visiones. Por lo que sin querer caer en el enfoque de la productividad, hablo de mantener la esperanza, porque saben? Más que ansiedad en las personas, creo que  actualmente podríamos exponernos sin darnos cuenta a una sensación de desesperanza en un abrir y cerrar de ojos. Es por ello que con base en las increíbles historias que escucho día con día de mis pacientes, en las increíbles historias que leo de mis amistades y con base en mi experiencia personal, creo que más que desechar nuestras metas, podemos redireccionarlas de la siguiente forma:

  1. Bajemos expectativas: No tiene nada de malo! Si este año pensaba ampliar mi negocio. Pues la meta es mantenerlo.
  2. Seamos creativos: Este año quería estudiar, pero no tengo dinero. Busquemos cursos gratuitos virtuales. Existen!!
  3. Comencemos con ese hobbie que siempre hemos querido pero quizás «no teníamos tiempo» y que ojalá no requiera una gran inversión de dinero: aprender a cocinar (capaz comienzan a vender postres), aprender a bailar (para que cuando podamos volver a una fiesta, disfrutemos de una nueva manera), leerse el libro grueso que siempre hemos querido y en OTROOO idioma ojalá! (muy retador), etc. No hablo de productividad, hablo de tener este espacio de autocuidado personal, el arte es nuestro mejor aliado para promover esperanza.
  4. Conversemos genuinamente unos con otros: Cuántos de ustedes hablan con sus amistades y familiares y pregunta cómo están? cómo se sienten? esperando una respuesta real y genuina y no un simple Todo bien! Ahora más que nunca debemos conectar desde el alma. Y esto puede incluir hablar de nuestros sueños. Solo hablarlos, los mantiene vivos.
  5.  Reconozcamos nuestros recursos: En tiempos de crisis, la historia humana nos ha enseñado que las personas podemos dar hasta lo que no tenemos o pensamos no sabíamos. Yo cada día me impresiono de las niñas y niños, han hablado con ellos? Si no tienen niños cerca, háganlo! Se han adaptado en tiempo récord a ver a sus compañeritos y niña a través de una pantalla. Se han adaptado a jugar dentro de casa (con su gran imaginación!), Se han adaptado a que por alguna razón, los adultos ni siquiera los dejan tocar la acera sin asustarse. Se han adaptado, a no ver a la abuelita de cerca. Y alguien les pregunta cómo lo han logrado? Por qué lo hacen? Qué creen que pasa? Saquen chance para hablar con niñas y niños y entenderán que así como ellos tienen recursos inimaginables, nosotras las personas adultas también, y esto nos ayudará a redireccionar nuestras metas.

 

«La vida nunca se vuelve insoportable por las circunstancias, sino sólo por falta de significado y propósito – Viktor Frankl»

 

Por: Milena Chacón Retana.

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¿Cómo apoyar a una persona en duelo?

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Gracias a los medios de comunicación, el fácil acceso a literatura y redes sociales, la mayoría de personas saben que cuando una persona significativa fallece, perdemos una pareja o nuestro trabajo, entramos en un proceso de duelo.

La mayoría de personas esperan que el duelo se manifieste con llanto, enojo, aislamiento y un aire de «tristeza».

Sin embargo, en mi experiencia, lo que nos han explicado pocas veces es cómo acompañar a un persona en duelo. Seamos familiares, amistades, compañeros de trabajo o vecinos, en el momento menos esperado una persona nos llama, envía un mensaje o nos damos cuenta de su pérdida, y no sabemos qué hacer.

¿Cómo apoyar?

  1. La pérdida del otro me refleja mis pérdidas: Es inmediato que cuando escuchamos de una pérdida, se nos viene a la mente nuestras propias pérdidas. Y eso es común. Solemos asustarnos porque pensamos «ya lo habíamos superado», cuando superar, no es lo mismo que olvidar. Por lo que es importante tomarnos el rato de pensar y honrar nuestras propias pérdidas, para así estar en la mejor disposición de apoyar al otro.
  2. ¿Qué no preguntar?: No es necesario saber cómo fue la pérdida, si fue una enfermedad o un accidente. Esa es una necesidad nuestra y de la prensa, no de la persona en duelo. No es necesario saber qué rituales de honra se van a realizar, eso es decisión de cada persona y familia en duelo. No es necesario saber cómo se ve la persona. Apoyar no es preguntar ni interrogar. 
  3. ¿Qué decir?: Esta es la pregunta del millón. Desde mi experiencia, las personas en duelo agradecen cuando otra persona les explica sobre trámites y los apoya en esto. Consejos de este tipo son de gran apoyo. Después de ahí, lo que agradecen son los silencios, los abrazos, el sentarse a la par, un vaso con agua, una fruta (ya que quizás no han comido), etc. No es cuestión de decir nada, no es cuestión de decir «sé valiente», «lo lograrás», etc. Las personas en duelo desean calma, silencio a lo externo, ya que interiormente, sienten un cúmulo de emociones, que no saben explicar y es difícil prestar atención a los estímulos externos. Y es aquí donde se nos dificulta más, porque no nos enseñan el valor del silencio, estar en silencio nos angustia.
  4. Validar emociones: Esta es otra de las cuestiones complejas. Validar emociones es estar sentado a la par, sabiendo que la persona llora, y no correr a darle un pañuelo para que deje de llorar. Validar emociones es acompañar a la persona a un cuarto solo y ver cómo se enoja, sin decirle que no debería estar así. Validar emociones es evitar decir «yo sé cómo te sientes» (porque no lo sabemos).
  5. Acompañar a las niñas y niños: En los procesos de duelo solemos olvidar a las niñas y niños, porque creemos que «no saben lo que pasa» y es todo lo contrario. Es a través de experiencias como estas, que podemos educar emocionalmente a las niñas y niños. Explicándoles lo que pasa, respondiendo sus preguntas, observando sus conductas e incorporándolos a los distintos rituales.

Si tiene alguna duda, comentario o desea asesoría profesional en el tema, no dude en contactarnos.

Milena Chacón Retana – Psicóloga/ Código: 7575/ framchar5@gmail.com

 

 

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Tips sobre cómo manejar las pérdidas

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Esta es la recopilación de tips sobre cómo manejar las pérdidas que se publicaron del 24 de diciembre al 02 de enero en nuestro Fan Page: https://www.facebook.com/MilenaChaconRetana

  • Es común sentirse triste o decaído en fechas de aniversario, por lo que ya sabiendo esto, es importante buscar actividades que permitan distraerse y focalizar la atención.
  • Si deseamos que un niñ@ aprenda a manejar mejor las pérdidas, los adult@s a cargo deben explicarle desde pequeños que las pérdidas son parte del ciclo de vida y se debe hablar de ellas con transparencia y naturalidad.
  • Con el fin de manejar la emoción de la tristeza ante una pérdida, se puede realizar un actividad que permita cerrar esta fase, por ejemplo escribir cartas, realizar un dibujo o un ritual de despedida.
  • Con el fin de manejar la emoción de la culpa ante una pérdida, se puede realizar un actividad donde se pida perdón y de esta forma, expresar verbalmente lo que sentimos. De igual forma, se debe recordar que «los hubiese…» son aspectos del pasado, que no deben afectar el presente.
  • Con el fin de manejar la emoción del enojo ante una pérdida, se puede realizar un deporte o actividad física, que permita calmar el enojo y liberar estrés.
  • Es importante saber que «el duelo» es una reacción norma ante una pérdida, por lo que no debe preocuparnos, a no ser que, se extienda por mucho tiempo o que nos impida continuar con nuestras labores diarias.
  • Se debe evitar hacer uso de medicamentos, uso excesivo de juegos, trabajar en exceso, fumar o tomar, ya que esto es una forma no adecuada de manejar las pérdidas.
  • Elaborar una pérdida es poder recordar a la persona o al acontecimiento pasado, sin que nos produzca dolor o tristeza. Es decir, no se debe olvidar, solo recordar pero de forma adecuada.

Si tiene alguna duda, comentario o desea asesoría profesional en el tema, no dude en contactarnos.

Milena Chacón Retana – Psicóloga/ Código: 7575/ framchar5@gmail.com

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Aprender de las pérdidas

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El inicio de las épocas festivas y la finalización del año generan una ola común de sentimientos melancólicos o de tristeza en algunas personas. Esta situación puede deberse a que durante el año la persona estuvo expuesta a situaciones de pérdidas que le han afectado significativamente y se encuentra en proceso de elaborar, sin embargo, las épocas festivas reviven los sentimientos negativos.

 Primero es importante entender qué es una pérdida, o dentro de lo que la Psicología se denomina «duelo»: proceso consciente o inconsciente donde se experimenta dolor, lástima, tristeza, frustración, que se puede manifestar de distintas formas y se debe a la pérdida de algo o alguien con valor significativo. Es decir, el duelo es el proceso de aceptar la pérdida de algo o alguien con valor emocional significativo, al cual se estuviera vinculado. El duelo puede ser tanto de objetos, personas o incluso de abstracciones.

Tipos de pérdidas

1-De la vida: La propia o de otras personas.  Ejemplo: personas con enfermedades terminales.

2-De aspectos de sí mismo: Pérdida de la salud, sea física o mental. Ejemplo: Pérdida por un accidente o aparición de un diagnóstico.

3-De objetos externos: Pérdidas de aspectos relacionados con uno, pero que son externos. Ejemplo: Despido laboral, pérdida de la casa.

4-Pérdidas emocionales: Separaciones de la pareja, familiares o de amistades.

5-Pérdidas ligadas con el desarrollo: La finalización de las fases del ciclo vital. Ejemplo: Transición de la niñez a la adolescencia, de la adultez media a la adultez mayor.

El duelo es un proceso normal, por el cual todos y todas pasamos cada vez que presentamos una de las pérdidas anteriormente mencionadas. Es decir, ¿quién no pierde personas u objetos durante su vida? Es por esto que debemos pensar en el duelo y las pérdidas como parte de nuestro proceso común de vida, si lo vemos de esta forma, serán elaboradas de mejor forma.

Fases del duelo

Dado que el duelo es un proceso, es algo que la persona debe trabajar. Por lo general, los seres humanos logramos llevar por sí mismos y con apoyo de personas cercanas los duelo, elaborándolos en nuestra cotidianeidad. Entender las distintas fases por las que se pasa, ayudará a comprenderlo mejor y eliminar mitos.

1-Aceptar la realidad de la pérdida: Es afrontar que no se volverá a tener lo que se perdió o estar con quien se marchó. Esto lleva tiempo, y en la cultura latina en la que vivimos, este proceso puede ser más extenso de lo que indican las teorías europeas y de Estados Unidos. Negar la pérdida puede manifestarse no sintiendo el dolor, bloqueando los sentimientos hacia la pérdida o evadiendo los pensamientos de la pérdida. Por lo tanto, para aceptar la pérdida se debe expresar la situación de alguna forma y sentir las emociones de tristeza.

2-Expresión emocional: Si se expresan las emociones que se sienten, aunque pensemos que son exageradas, tontas o sin importancia, evitará que durante toda la vida se arrastre el dolor de la pérdida. En nuestra cultura, esta tarea se facilita a las mujeres, sin embargo, a los hombres se les prohíbe y no se les enseña, por lo que sin importar el sexo, se deben expresar emociones, sea hablando, escribiendo, dibujando, bailando, cantando, realizando actividades manuales u otros similares acordes a las características de cada persona.

3-Adaptarse a la ausencia: En esta fase la persona debe aprender a hacer cosas que antes la otra persona hacía o en el caso de los objetos o abstracciones, aprender a vivir sin ellos. La persona sin empleo, debe cambiar su rutina por ejemplo. Es importante en esta fase aprender a vivir con la pérdida, pero sin renunciar al recuerdo de la persona. OJO, no es olvidar a la persona, es recordarla pero de forma real y honesta.

4-Continuar viviendo: En la fase final, la persona sabrá que elaboró (o superó) el duelo cuando logre continuar  viviendo en las áreas relacionadas a la pérdida. Ejemplo: muestre apertura para nuevas relaciones de pareja, genere nuevos proyectos laborales, inicie a realizar nuevas actividades relacionadas a su nueva fase de ciclo vital o modifique la habitación de la persona fallecida.

Finalmente, aprender a elaborar duelos es parte del crecimiento como personas, en cada pérdida, la persona mantiene sus propios valores, se flexibiliza a las circunstancias, guarda recuerdos honestos en su memoria y toma para sí mismo lo bueno de la persona ausente o la experiencia pasada, y construye día con día su crecimiento personal, inteligencia emocional y resiliencia.

Si tiene alguna duda, comentario o desea asesoría profesional en el tema, no dude en contactarnos.

Milena Chacón Retana – Psicóloga/ Código: 7575/ framchar5@gmail.com

Fuentes teóricas:

Cabodevilla, I. (2007) Las pérdidas y sus duelos. Revista de España.

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